El pasado jueves 12 de enero celebramos nuestro Seminario “Iniciativas de Innovación Social y Colaborativas de Mujeres Migrantes y Refugiadas”, en el que pudimos escuchar experiencias muy diversas de mujeres de diferentes territorios que se han organizado de forma colectiva para defender sus derechos, formarse, crear cooperativas de trabajo o apoyar a mujeres refugiadas. Nuestra compañera Carmen Cuadrado, dinamizó este encuentro que tantas ideas y energía renovadora nos aportó. Podéis volver a verlo completo en Youtube y leer la relatoría completa de las intervenciones a continuación. También está disponible el Banco de Iniciativas donde pueden encontrar más información sobre estas y más propuestas en las que las mujeres migrantes y refugiadas son las protagonistas.
La primera intervención fue la de la lideresa social afrocolombiana Ofelia Castillo, directora de la Asociación Tierra Matria, ubicada en Málaga. Esta asociación surge en 2019 siguiendo la estela de la Fundación Tierra Patria, una asociación de mujeres sobrevivientes del conflicto armado colombiano y de la violencia de género, de la que Ofelia es fundadora. La afrocolombiana, tuvo que refugiarse en España por motivos políticos, e impulsó la creación de Tierra Matria con sus compañeras colombianas usuarias de CEAR, entidad que la acogió en su llegada a España y tramitó su solicitud de asilo. Vieron la necesidad de crear una red de apoyo para poder compartir sus experiencias sobre el duelo migratorio, sus necesidades y dificultades como personas refugiadas o solicitantes de asilo, y así, empezaron a caminar y a realizar distintas acciones como recogida de ropa de abrigo o de juguetes durante el invierno.
Cuando llegó la pandemia y el confinamiento, se les plantearon nuevos retos y comenzaron a apoyar a personas que estaban en situaciones muy duras, que, debido a las restricciones, no podían acceder al sistema de acogida y se encontraban literalmente en la calle. Hoy en día, esta asociación se dedica principalmente a realizar acciones de incidencia política- como la campaña Regularización ya-, formación e inserción laboral -ya que la mayoría de las mujeres de la Fundación trabajan como empleadas de hogar- y participan en espacios feministas, antirracistas y relacionados con las migraciones y el refugio como la Red Feminista Latinoamericana o en redes de la comunidad afro en España.
La segunda intervención fue la de la saharaui Embarka Hamoudi, cofundadora de la Escuela de Género Saharaui, una iniciativa del Ministerio de Asuntos Sociales y promoción de la Mujer de la República Árabe Saharaui Democrática, que cuenta con solo 3 años de vida pero que está siendo un espacio de encuentro y debate muy importante para las mujeres saharauis. Esta Escuela que ha dado sus primeros pasos de manera virtual, es, como nos explica Embarka, un espacio de formación feminista e intercambio de experiencias entre mujeres saharauis que les está permitiendo profundizar en la creación de un discurso feminista propio. Además, la tecnología es para ellas una herramienta fundamental, pues les facilita el diálogo y el encuentro mujeres saharauis que se encuentras en los campamentos de población refugiada en Tinduf, en los Territorios Ocupados y en la diáspora, en distintos países del mundo.
La tercera iniciativa de la que pudimos disfrutar fue la que nos presentó la nicaragüense Gladys Cecilia Muñoz, de la Asociación Latinoamericana Huelva para todos y todas, que además lidera en Sevilla la Plataforma unidad latina-Sevilla. La Asociación Huelva para todos y todas, surge también como una organización de mujeres colombianas, pero al detectar distintas necesidades en el territorio se abrió a otras nacionalidades latinoamericanas y también a hombres. Sus principales actividades están relacionadas con la formación y con el apoyo mutuo, ya que a través de las redes sociales y el boca a boca comparten las necesidades personales pidiendo apoyo a los compañeros y compañeras de la asociación: para buscar empleo; realizar trámites burocráticos para pedir asilo u homologar títulos académicos; cursos de formación que ofrezcan otras entidades; o información sobre los diferentes recursos existentes para las mujeres migrantes.
Como explica Gladys Cecilia, aunque gran parte de las mujeres migrantes que llegan a nuestro país tiene estudios superiores, no tienen acceso a los trabajos que se adecuan a su perfil profesional porque resulta muy complicado homologar los títulos, lo que les aboca a trabajar en el empleo del hogar. Por eso, como explica Gladys, resulta crucial poder compartir toda la información posible, para sostener esa red de apoyo y que la comunidad migrante pueda mejorar sus condiciones de vida, logrando trabajos con condiciones laborales dignas y continuado la formación.
En cuarto lugar, pudimos escuchar a la nicaragüense Jamileth Chavarrría Mendieta, socia trabajadora y fundadora de La Comala, una cooperativa de trabajo formada por 18 mujeres procedentes de distintos países de América Latina, que presta servicios de cuidado y limpieza en Madrid. Las mujeres que forman la Comala tenían ya un bagaje político y feminista en sus lugares de origen, y antes de crear la cooperativa formaban parte del colectivo feminista radical de Madrid “Brujas migrantes”. “Una feminista nunca encaja fácilmente en ninguna parte. Nosotras somos una de estas”, afirmó contundente Jamileth. Se definen como feministas autónomas, antirracistas y anticolonialistas, y por eso no han dejado de luchar por sus derechos, peleando con las agencias de colocación-por no estar de acuerdo con que el intermediario ponga los precios- o denunciando el carácter ilegítimo del régimen de internas, pues, como afirman, “donde hay una interna hay una esclava”.
Para ellas, la cooperativa es una propuesta política que les está permitiendo ser las protagonistas de su trabajo, poner los precios y las condiciones laborales. De ahí el sugerente nombre de La Comala, que hace alusión al comal, el utensilio de cocina que se utiliza para palmear las tortas de maíz: porque con su propuesta quieren “darle la vuelta a la tortilla.”
Jamilieth, rescatando las reflexiones de la economía feminista, destacó la importancia de los cuidados para sostener la vida de las personas y reclamó el reconocimiento y el valor que deberían de tener en nuestra sociedad.
Mujeres en Marcha por el Sáhara
Por último, pudimos escuchar una iniciativa muy diferente: La Marcha de Mujeres por el Sáhara, que se celebró el pasado mes de noviembre en los campamentos saharauis y de la que surge la Plataforma de Alianzas en Apoyo a las Mujeres Saharauis. Esta propuesta, que nace del trabajo conjunto del Ministerio de Asuntos Sociales y promoción de la Mujer de la RASD y la Asociación de Amistad con el Pueblo Saharaui de Sevilla, fue presentada por Rocío Mateo, abogada especializada en DDHH, género y migraciones y que asistió a la marcha. Un grupo de 31 mujeres viajaron a los campamentos de Tinduf para demostrar su apoyo a las mujeres saharauis. Rocío destacó cómo la marcha y la Plataforma son iniciativas políticas y feministas que apoyan a este pueblo que lleva ya 47 años viviendo entre el refugio y la ocupación. “Es una realidad que hay que vivirla”, afirmó, “para conocer la enorme capacidad de resiliencia y resistencia de las mujeres saharauis.
Estrategias, logros y dificultades
SEGUNDO BLOQUE
Tras este primer bloque de contenido en el que cada organización narró la forma en la que surgieron y sus principales actividades, pasamos a hablar sobre sus estrategias de acción, sus logros y sus dificultades.
Desde Tierra Matria, Ofelia destacó como estrategias la escucha activa, el activismo en movimientos locales y la participación en redes de todo tipo, y señaló como principal barrera el acceso recursos económicos.
Embarka, por su parte, explicó cómo el trabajo en equipo es su principal estrategia y fortaleza y entre las dificultades señalo las tecnológicas, ya que un espacio de formación online requiere conocimientos informáticos y mucho trabajo y ellas lo hacen todo de manera voluntaria sin ningún tipo de recurso.
Para narrar sus estrategias, Gladys hizo alusión al siguiente proverbio: “quien camina solo llega más rápido, pero quien camina acompañado llega más lejos”, destacando el apoyo mutuo y el trabajo colectivo, además de la tecnología como herramienta esencial para sostener esa red.
Jamileth, de La Comala, explica cómo el hecho de poner los precios, de reivindicar sus derechos, les sube la autoestima y les acuerpa. Han creado además un protocolo de riesgos y abusos laborales y acompañan a otros grupos de mujeres para que hagan su propia Comala.
Rocío, de la Marcha de Mujeres, rescató el concepto de sororidad, acuñado por Marcela Lagarde para explicar qué es la marcha y cuál es su estrategia, definiéndolo como una “amistad entre mujeres iguales que trabajan para visibilizar las opresiones que en cualquier lugar pueden recibir las mujeres”.
Recomendaciones para crear iniciativas feministas innovadoras y colaborativas
TERCER BLOQUE
Por último, y para cerrar el seminario, las participantes expusieron algunas recomendaciones para otras mujeres migrantes y refugiadas que deseen construir iniciativas similares a las suyas: convicción sobre lo que se está haciendo, llevar acabo metas reales y realizables, utilizar la tecnología para llegar a más personas migrantes, organizarnos para ser fuerte y estar juntas para encontrar las respuestas que necesitamos, volver a las cooperativas como alternativa a la economía social, apoyar otros proyectos de transformación social y feminismo, mucho feminismo, porque como afirmó Jamileth de La Comala, “el feminismo es una forma de vida que no puede ser ajeno a nada porque es la vida en sí misma”.
Desde el Proyecto de Las Resilientes queremos agradecer a las cinco mujeres que participaron en el seminario por aportarnos tanto contenido y ganas de continuar, así como a todas aquellas que nos acompañaron en una tarde llena de aprendizajes y construcción de caminos compartidos. Sin duda el seminario ha sido una semilla para seguir conociendo y visibilizando como las mujeres migrantes y refugiadas toman la palabra, ocupan los espacios y defienden sus derechos. Porque sin ellas, no hay Agenda.
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